Charlatanes y charlatanas




Siete claves para detectar y/o reconocer al típico cantamañanas que circula por el mundo alternativo
Una visión satírica
(No se recomienda su lectura a aquellos con la piel excesivamente fina)
Clave 1.- El típico cantamañanas… es un gran experto en revoluciones
Se vanagloria de haber pisado y compartido momentos estelares en los principales destinos del turismo revolucionario. Se la ha "jugado" un veranito visitando a la guerrilla colombiana o ha desfilado en las manifestaciones de apoyo al neopopulismo chavista. También podría haber hecho un viajecito al paraíso del castrismo o a la finca particular de algún otro libertador de pueblos oprimidos, ya acomodado en su poltrona gubernamental. No importa a quién, para nuestro cantamañanas eso es lo de menos. Aunque seguro que prefiere "militar" a favor de los más de moda en cada momento. Y es que está bien visto, desde algunos círculos progres y otros denominados alternativos, idolatrar e idealizar a ésos o a otros proyectos alienantes que se presentan como revolucionarios. Así, nuestro cantamañanas y todos los voceros oficiales de la protesta institucionalizada seguirán vendiendo, encantados, la moto del populismo como una propuesta liberadora. Y nos contará cómo ha participado de tal o cuál movimiento "anti-imperialista", y no dudará en subirse a su pedestal para no perder la oportunidad de contarle a quien quiera oírlo que "él tiene mucho viajao" en esto de las revoluciones.
Clave 2.- El típico cantamañanas… practica el estupendismo intelectual
Va de heterodoxo. Todo lo que no surge de su lúcida mente es un tópico o una idea manida y desgastada, digna de mentes acomodadas y domesticadas. No como la suya, claro. El cantamañanas auténtico va de innovador y rupturista. Le encanta buscarle las vueltas a un ovillo. Y acelerado por esa dinámica es capaz de defender las ideas más peregrinas, siempre y cuando le parezcan provocadoras. Con ello entra en un bucle infinito del absurdo desde el que busca el "más allá" del pensamiento crítico. Con ello, las más de las veces, acaba instalado en posiciones reaccionarias. Aunque él seguirá planteándolas como el "no va más" de la antidoctrina. Resultado: acaba haciendo labor de zapa para aquellos que buscan descomponer las ideas que realmente apuestan por una acción transformadora y no se pierden en posiciones diletantes. Pero a nuestro cantamañanas se le ve tan contento en su papel de sofista de nuevo cuño que bastardea con cualquier ideología para alimentar su fuerte egolatría. Y es que él es así de "estupendo".
Clave 3.- El típico cantamañanas… ha visto la luz y la difunde
En su especialidad de encantador de serpientes busca ser el centro de todas las miradas. Aunque reciba insultos y abucheos por sus estrafalarios argumentos y su exhibicionismo intelectual. Su egocentrismo necesita del conflicto y vive de la polémica. Le excita ver a su público exaltado con, o contra, sus palabras. No le importa, todo a su alrededor le parece superficial y desajustado por lo que tiene claro que la grada está llena de ignorantes. Nuestro cantamañanas está convencido de que su "luz" es tan intensa que a algunos ilumina, pero a la mayoría ciega. Desde su púlpito de iluminado está encantado viendo cómo el vulgo se revuelve contra él, ya que no es capaz de estar a su altura. Es un incomprendido. El populacho al que quiere adoctrinar no tiene paladar para saborear las margaritas que ha puesto a su alcance. Pero no le importa, tiene una misión, ha sido elegido, ha visto la luz y ha de seguir con su apostolado… en la siguiente charla.
Clave 4.- El típico cantamañanas… habita en el reino de la charla (tanería)
Padece una variedad de papanatismo: le encanta oírse. Va de bolo en bolo y tira porque le toca. Es un profesional de las charlas, por no llamarle directamente charlatán, que es lo que correspondería. Con más labia que vergüenza habla de todos los temas y sabe de todo. Igual predica sobre los pueblos indígenas que sobre la indignidad universal. Y todo lo que no coincide con su planteamiento lo acaba calificando de "pequeñoburgués", cómo en su momento gustaban de hacer los marxistas con el mundo libertario. Le encanta escucharse y ser escuchado, y para ello necesita tribunas. De ahí que recorra cientos de kilómetros y que su presencia sea constante en las agendas del mundo alternativo. Está dispuesto a hacer el esfuerzo de convertirse de nuevo en estrella del acto. Igual le daría ser la niña en la comunión o el muerto en el entierro… Acabada una charla ¡a por otra! Y es que se gusta. Su narcisismo intelectual necesita de múltiples espejos.
Clave 5.- El típico cantamañanas… tiene más labia que vergüenza
Todo se la trae al pairo, "oseasé", floja. Igual se apropia de una anécdota histórica y la cuenta como una vivencia personal (creednos, lo hemos visto), que vacila al personal porque está orgulloso de defender posiciones claramente reaccionarias. Y para no dejar lugar a dudas acaba por descalificar a todo el público por ignorantes y adocenados al no entender lo innovador de su planteamiento. Y, evidentemente, usa cualquier recurso dialectico, por muy tramposo que sea, con tal de llamar la atención. Y con más cara que espalda vende su barata provocación como espíritu crítico y autenticidad. Objetivo cumplido: hacer proselitismo de sí mismo. Igual da ocho que ochenta. Defiende lo uno y su contrario, sin solución de continuidad. Su labia y sus horas de escenario le permiten sentirse fuerte y seguro, y se cree capaz de humillar públicamente a sus rivales, oportunidad que nunca deja de aprovechar. Aunque suele salir con el rabo entre las piernas ¡qué se le va hacer! Da igual, ni tiene vergüenza ni la conoce.
Clave 6.- El típico cantamañanas… siempre es ejemplar
Haz lo que yo digo y no lo que yo hago, parece ser su lema. Más chulo que nadie, se permite alardear de que actúa y vive en total contradicción con todo lo que predica. El resto sobrevivimos como podemos, llenos de contradicciones que vamos sobrellevando muy a nuestro pesar. Sabiendo que las más de las veces no te quedan más (@) que tragar con aquello que rechazas y combates. Que si el deneí, que si los impuestos, que si trabajo para una multinacional o que si he acabado currando para el Estado. Por un lado o por otro estamos pillados y no estamos orgullosos. Nuestro cantamañanas sí. Está tan pagado de sí mismo que le gusta sobrepasar el límite de la impostura. Está por encima del bien y del mal. Diseña su propia moral como el que se corta un traje a medida. Le vale para un roto y un descosido. Se lo puede permitir ya que entra dentro de su propia lógica como cantamañanas ejemplar. No tiene dudas, es totalmente coherente con su incoherencia.
Clave 7.- El típico cantamañanas… o el perfecto palanganero
Y al final de su discurso, tras envanecerse, pavonearse, darse autobombo y hacer ostentación, el mensaje resulta de lo más sospechoso. Disfrazado y envuelto con el celofán del planteamiento alternativo acaba resultando un conjunto de artimañas dialécticas que apuestan por un relativismo oportunista y con un trasfondo absolutamente reaccionario. Retórica barata que acaba haciendo el trabajo sucio a todos los que buscan un desgaste y distorsión del pensamiento libertario. Con el peligro de que, al circular como si fuese un contenido alternativo, difunde un mensaje equívoco, digno del lerrouxismo de la época más corrupta, en lo personal y en lo ideológico. Permitiéndose el lujo -por el momento- de aprovecharse de aquellos que no conociendo aún su atrabiliario discurso populista confían en la imagen de librepensador con la que se presenta. Eso justo un minuto antes de descalificar a todos aquellos que apuestan por la transformación social por ser unos ignorantes con pretensiones. Perfecto retrato de sí mismo, y no de los que realmente dinamizan y refrescan las ideologías alternativas frente a cantamañanas tan reconocibles como él (en siete claves).
(Siempre hemos hablado en genérico. Excepto en el título. Y no hablamos de nadie. Cualquier parecido con persona, entidad o cosa es pura coincidencia... o no)


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